jueves, 26 de agosto de 2010

"seguro que sí, tú confía"

"La última vez que vieron él se fue llorando mientras pensaba que ya no la iba a volver a ver más. Ella sentía como una mano le apretaba la garganta y tuvo que respirar hondo unas cuantas veces aquella mañana para no echarse a llorar también y así poder continuar trabajando sin llamar la atención. Atrás quedaban cuatro meses de relación, una relación que empezó con dudas y recelos por parte de él y con muchos tanteos y paciencia por parte de ella para, a medida que pasaba el tiempo, ir abriéndose poco a poco, conociendo ella su historia vital, haciéndola reir él a carcajadas, alegrándose cuando ambos notaban que todo iba bien, y con mucha preocupación ante la mínima posibilidad de retroceso... Cuando aquel día se despidieron él dijo "seguro que ya no te volveré a ver nunca" mientras se limpiaba los ojos a lo que ella, haciéndose cargo de la situación como podía le dijo "seguro que sí, tú confía"...""

Esta semana al cubrir una incidencia fuera de mi puesto habitual de trabajo actual volví a encontrame con él en el mismo lugar en el que él me había dicho adios y yo hasta luego. Fue a curarse como siempre, y como siempre también, salí a buscarlo a la puerta de la consulta. Cuando me vió dijo "esta cara ye conocía" y al momento supo que era yo "ves cómo nos íbamos a ver otra vez" le dije mientras nos abrazábamos... La herida de la pierna va algo peor, pero él sigue siendo el de siempre, con su sonrisa y sus chistes, con su historia (tuve el honor de que la compartiera conmigo una mañana de invierno) y su presente... Mientras lo curaba otra vez (esta vez sin ninguna duda por su parte, y sin ningún tanteo por la mía) me preguntó "¿y mañana también vienes? ¿no vienes? Entonces seguro que esta vez sí que no nos volvemos a ver más...."

Confío en que la vida nos vuelva a juntar porque aunque nunca fue a la escuela aprendí muchísimo de él y me motivó a intentar ser mejor enfermera, con esa sencillez suya, su no quejarse nunca y su eterna sonrisa, a pesar de todos los reveses de la vida. A sus 76 años planta cara a la soledad todos los días y además no permite que nadie se compadezca de él y yo, por supuesto, tampoco lo hago... a mí simplemente, cura tras cura, me robó el corazón.



1 comentario:

juanjo dijo...

Evidentemente has encontrado tu "voz". Es más personal, más real, más entendible, más concreta, más cálida. Me gusta.